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Nuestros Orígenes (II):

El estado de la cuestión confirma que, bien con poblamiento musulmán permanente o temporal, la zona de El Ejido, que hasta el siglo IV d. C. había desempeñado un papel preponderante y autónomo, a partir del establecimiento de los musulmanes presenta una clara dependencia de la comunidad instalada en el Valle de Dalías, iniciándose un proceso de periferización, pues en función del núcleo urbano de Dalías (barrios de Ambroz, Celín, El Hizán, Odba y Almecete) se ordena: sierra, vega, campo (municipio de El Ejido) y costa-mar (actividad salinera y pesquera), con todos los condicionantes que el mismo núcleo supone y los determinantes que la propia naturaleza ofrece.

El establecimiento de los musulmanes en el Valle de Dalías, al que someten a un intenso regadío, significa que el agua del manantial del Arroyo de Celín, denominado también de las Fuentes, que hasta entonces llegaba al territorio ejidense sin trabas, lo hará a partir de ahora en función de la prioritaria necesidad de los núcleos de población, muy próximos entre sí (Ambroz, Celín, El Hizán, Odba y Almecete), y de la vega-huerta, por lo que en el Campo se implanta un sistema de riego temporal por «hojas» (agrupación de las cañadas en cuatro sectores, regándose cada uno de ellos con una cadencia de cuatro años), compatible con la utilización del agua para abastecimiento humano y ganadero (aljibes y balsas) por medio de la Acequia del Campo (acequia de Odba hasta el Boquerón del Campo y rambla de Almecete).

Aparece un espacio rural: Valle y Campo, que son en realidad la parte del espacio social global donde la comunidad musulmana se establece. Dalías presenta, respecto a otras tahas alpujarreñas, la originalidad de contar con un extenso Campo (municipio de El Ejido) dedicado al cultivo de cereales y a la ganadería, con una trama parcelaria de notable regularidad que contrasta con la irregularidad que presenta la de la Vega, intensamente arbolada (olivos, morales, etc.) destinada preferentemente al cultivo de hortalizas y leguminosas y en menor escala al de cereales.

En nuestra zona la ganadería fue adquiriendo un valor creciente conforme las necesidades ganaderas aumentaban en Al-Andalus; algunos autores piensan que fue, precisamente, esta actividad la que motivó la inclusión de Dalías y su Campo (municipio de El Ejido) entre las circunscripciones ganaderas ya en el siglo x. El Campo de Dalías quedó progresivamente abandonado desde finales del siglo XIII, de modo paralelo a la construcción de numerosos aljibes ganaderos. Ibn al-Jatib apreció en la primera mitad del siglo XIV la calidad de los quesos y corderos del mismo; en esta fecha ya estaba desarrollado el aprovechamiento pecuario de nuestra zona de manera sistemática.

La capacidad tecnológico-cultural de los musulmanes se impone en el espacio ejidense, un medio bastante más duro y hostil que el Valle de Dalías, desarrollando una amplia variedad de métodos de captación, encauzamiento y almacenamiento de agua.

El ejemplo más acabado viene dado por los aljibes, entre los que podemos distinguir dos grandes grupos: uno formado por depósitos, más bien pequeños, de medidas exteriores comprendidas entre siete y ocho metros de longitud y de tres a tres metros y cuarenta centímetros de anchura (aljibes del Damuz, Hoyuela de Onáyar, Terreras, Quebrado, etc.).

Moriscos y repobladores.

Tras la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, la taha de Dalías permanece realenga. Los moriscos, que constituyen una abrumadura mayoría, conservan sus propiedades, mientras los cristianos viejos, llegados en una primera oleada, están en absoluta minoría, ambas comunidades se concentran en el espacio reducido del Valle de Dalías.

"Aljibe árabe"

La actividad agraria se mantiene en el Campo, no olvidemos que los moriscos son grandes consumidores de pan de cebada. La actividad pesquera morisca en Balerma se ve más afectada que la agricultura por las indecisiones y fluctuaciones de los tiempos, reflejadas en cargas y restricciones por razones de seguridad, ya que, entre otras cosas, el sector costero de Balerma Guardias Viejas era elegido por los moriscos que decidían huir; en un secuestro de bienes de moriscos de Dalías del año 1567 se lee «todos estos dichos bienes son de la primera barca que se fue y llevaron del Tauri en Malerva» (Archivo de la Alhambra de Granada. L. 248-60, fol. 2 v.). En el mismo año, en otro secuestro de bienes de moriscos huidos de Dalías, se consigna «bienes del Gançis: no se hallaron ningunos, que era pobre y trabajaba en la mar», hecho significativo y en la línea del bajo nivel de vida, en algunos casos bastante precario, de los pescadores.
Como uno de los espacios de pastos más importantes del reino de Granada, la oligarquía cortesana mostró muy pronto interés por desarrollar en el espacio ejidense el sector ganadero.


En una primera propuesta, en las negociaciones con los Reyes Católicos, los alcaides granadinos Abú-l-Qasin, Al-Mulih, e Ibn Kumasa consiguieron que les otorgaran el «Campo de Dalía para que pascan vuestros ganados», aunque la concesión al final quedó más ambigua: «que en el Campo de Dalía pascan los ganados de los moros en tiempo de yvierno».Los altos cargos salieron beneficiados en el arriendo de los pastos; así los monarcas traspasaron en 1523 los derechos de herbaje del Campo de Dalías a Francisco de los Cobos.

El proteccionismo regio sobre la ganadería mesteña origina la llegada de ganados foráneos al territorio de El Ejido, en donde invernaban de mediados de octubre a mediados de abril. Como ejemplo, citamos dos casos significativos: en octubre de 1568 sale, del cortijo del Quempe en Huelma (Jaén), un rebaño de 3.115 ovejas hacia el Campo de Dalías; y en Almería a 24 de enero de 1569, Pedro Fernández vecino de la ciudad de Avila, Gregorio de Buenavista vecino de Granada, Pedro de Huerta vecino de Burgos (...) de Masegosa vecino de Beteta en el obispado de Cuenca, Juan Abade vecino de Burgos, Lorenzo Hernández vecino de Castillo Potrerra de Sevilla, Domingo Navarro vecino de Mayorlionsobi (sic) del reino de Navarra, Bartolomé Pérez vecino de Hermosilla tierra de Zamora y Gregorio de Tudela vecino de Tudela de Ebro.

Pastores de ganados «ovejunos» en el Campo de Dalías, comparecen ante el escribano Cosme de Quevedo y dan poder a Juan García Torres, vecino de Almería, para que pueda cobrar las partes que les corresponden de más de 220 cabezas de ganado vacuno que ellos recogieron en el Campo de Dalías, pertenecientes a los moriscos rebeldes de la taha de Andarax y de otros lugares de la Alpujarra.