Su verdadero nombre es Juan González Quesada, aunque siempre se le conoció como Juan Cristóbal. Su obra ha sido reconocida como muy meritoria y tiene diversas esculturas de gran valor artístico y popular, destacando su majestuoso Cid Campeador (1955) a caballo en Burgos, uno de los símbolos de la ciudad. A lo largo de su vida recibió cuantiosos reconocimientos y galardones, a la vez que realizó numerosas exposiciones y encargos institucionales y privados.

      Aunque nacido en Ohanes, pronto marchó a Granada, donde realizó sus estudios artísticos en la Escuela de Artes y Oficios y, en 1917, se traslada a Madrid, siendo discípulo de Mariano Benlliure. Comienza ese mismo año sus exposiciones firmando ya como Juan Cristóbal, añadiendo a su nombre el de su abuelo paterno. En 1918 obtuvo el segundo premio en la Exposición Nacional de Bellas Artes con su obra Torso femenino. Ese fue el arranque de su exitosa carrera, pues desde entonces son numerosos los encargos que recibe tanto de instituciones públicas como de particulares. De esta época cabe destacar La Sibila, del Círculo de Bellas Artes de Madrid, el monumento a Ángel Ganivet, en la Alhambra (1920), que le encarga el Ayuntamiento de Granada. En 1922 consigue la primera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con la obra La noche, lo que termina de consagrarle como escultor. Este premio lo volvió a obtener en 1927. De esos años destacan diferentes obras como el monumento a Jáuregui en Cádiz, la figura de Isabel la Católica para el monumento a Cuba del Retiro madrileño, obra en la que también participa Benlliure, y numerosos bustos, como dos de Cervantes, uno para el Ministerio del Ejército y otro para el Colegio Español de Bolonia.

      Su estilo comienza a ser algo personal, aunque influenciado notablemente por el helenismo y el quatroccento italiano. En las críticas de la época se le describe como un “artista florentino” o el “Donatello de Granada”. En 1929 obtiene la primera medalla de la Exposición Internacional de Barcelona con su obra La Maja. De la década de los años 30 destacamos el monumento a Goya, que hoy está en el Parque del Oeste de Madrid, y el realizado a Julio Romero de Torres (1936), que le encarga el Ayuntamiento de Córdoba y que termina en el Museo Provincial de la ciudad. Tras la Guerra Civil, sigue realizando obras por toda España, recibiendo en 1948 el encargo de una estatua ecuestre en bronce del Cid Campeador, donde el héroe avanza con la capa al viento y espada en mano montando a Babieca con bravura. Inaugurada en 1955, le da el máximo reconocimiento y renombre a nivel nacional. En la década de los años 50 sigue realizando proyectos, destacando por la emotividad el busto de su paisano, el obispo D. Diego Ventaja Milán, para el monumento emplazado en la plaza de Ohanes, su población natal, acudiendo a su inauguración en 1961. Ese mismo año murió en Cadalso de los Vidrios (Ávila), donde había montado su taller y residía durante los últimos años de su vida.