Absolutista. Hijo de Francisco Ignacio del Moral y del Moral, natural de Fondón, de donde era regidor perpetuo, y de Ana Josefa Villalobos Enciso, natural de Berja. Su nacimiento le costó la vida a su madre, siendo educado en una estricta moralidad católica por sus tíos Juan Marcos y José del Moral, presbíteros de Fondón y Laujar de Andarax, respectivamente. Sus estudios los terminaría en Granada, en el Colegio de San Fernando, bajo la tutela de su tío fray Bernardo del Moral, carmelita descalzo. A su vuelta, con 17 años, se casaría en Berja con su prima Leonor Teresa Cuesta del Moral, quien le daría 7 hijos. Aún viviendo en la casa familiar, en 1779, se marchó a la Corte para conseguir, en nombre de su padre, permiso de enterramiento en la capilla familiar de la parroquial. Fascinado por los festejos que vivió en honor a San Isidro, implantaría esta festividad en su localidad natal.

      A la muerte de su padre, heredaría la regiduría perpetua, convirtiéndose en el prototipo de oligarca local. Teniente de las milicias de Guadix y holgado propietario, participó de la dinámica económica del momento. Acérrimo absolutista, no cejó en seguir la prensa nacional para observar los avatares políticos, sociales y económicos del país y Europa, manifestándose contrario a los cambios del Antiguo Régimen, que no dudó en dejar plasmados en unas memorias que comenzó a escribir. Tras enviudar (1802), enlazaría nuevamente con Mª Gádor Vázquez Barrionuevo (1807), también natural de Berja y de la que tendría varios hijos más. Agobiado por la guerra de los franceses, se convertiría en un férreo defensor del absolutismo, oponiéndose a la promulgación de la Constitución de Cádiz y organizando una resistencia pasiva contra los franceses. Su angustioso periplo vital quedaría marcadamente resaltado en sus memorias.