Desde las páginas del diario La Independencia dictó magisterio. Nacido en Tabernas en 1887, José Lozano Aragón falleció en Almería el 12 de julio de 1937. Siendo un niño, sus padres fijaron la residencia en la capital, donde estudió el bachillerato y logró el título de maestro nacional, cursando seguidamente veterinaria en Madrid. Al regresar casó con Francisca Valdivia Criado. Abrió consultorio en la calle Reyes Católicos y ejerció de inspector en el Matadero Municipal y en el Laboratorio de Sanidad, colaborando muy eficazmente durante la epidemia de gripe de 1918, año en que presidió el Colegio Oficial de Veterinarios. Después prestaría servicio en Sanidad Marítima y en la subdelegación de Higiene Pecuaria.
No obstante, su vocación le llevó a la literatura y el periodismo. Cuenta el cronista de la villa, Joaquín Santisteban Delgado, que publicó dos comedias costumbristas: Un hombre que tuvo razón y Lazo indisoluble, estrenadas en 1918 en el teatro-circo Variedades del Paseo del Príncipe. Tras breve estancia en Diario de Almería, se mostraba satisfecho de colaborar en el recién fundado (1908) periódico católico La Independencia, dirigido por Fructuoso Pérez. Comenzó firmando como P. P. Lozano para, sucesivamente, en críticas y crónicas taurinas, hacerlo bajo el seudónimo de Daniel de Nájera. Su columna diaria o reseñas de los festejos celebrados en el coso de Vílches eran recibidas con expectación por los profesionales del toro, así como los del Corpus de Granada y la Feria de Abril de Sevilla, a las que acudía frecuentemente.
De ágil pluma, ponderado juicio y mesura al evaluar a tirios y troyanos, legó un quehacer periodístico que bastaría para ilustrar la íntima historia taurómaca local durante el primer tercio del siglo XX. José Lozano Aragón cultivó amistad con el diestro sevillano Gitanillo de Triana, a quien tuvo hospedado en su domicilio de la calle El Pueblo y recomendó para que debutase en Almería, al tiempo que lo impuso en el cartel inaugural de la plaza de toros de Laujar en 1925. Se erigió en defensor de la alternativa de Julio Gómez “Relampaguito”, confiando en sus cualidades y abanderando desde su columna periodística a la afición local en contra del ayuntamiento y empresa organizadora de las dos corridas de la feria de 1907, reacios a su inclusión en ellas.