Abú Muhámmad AR-RUSHATI 


AR-RUSHATI, Abú Muhámmad (Orihuela, 1074 - Almería, 1147). Jurista y tradicionista especialmente conocido por su faceta de genealogista.


Este almeriense de adopción perteneció a una familia oriolana que, aunque llevaba el gentilicio árabe de al-Lajmi debió de ser por clientela, y probablemente sería hispana arabizada e islamizada. Es posible que fuese su antepasado Úmar, seis generaciones atrás, quien se islamizó en la segunda mitad del siglo IX o, a lo sumo, a principios del X. Los lajmíes eran una tribu árabe del Sur que se asentó mayoritariamente en Sevilla, Sidonia y Algeciras, aunque también abundaron en el Levante.

Ar-Rushati era un apodo familiar que, según le contó a Abú Muhammad su tía abuela paterna, Asmá, se debía a que una sirvienta cristiana que tuvo la familia y que hacía también funciones de nodriza, a un antepasado de ar-Rushati le llamaba cariñosamente Rushatello por tener un lunar (quizá una mancha en la piel) en la espalda que los no árabes llamaban rusha (rosa) –rosati si añadimos el adjetivo posesivo árabe correspondiente a "mi"- y el nombre quedó en Rushati, sobrenombre que heredaron sus descendientes.

Abú Muhammad ar-Rushati nació en Orihuela la mañana del sábado 8 de febrero de 1074, en el seno de una familia acomodada. El hecho de conocerse con precisión su fecha de nacimiento pudo deberse a que le levantaran un horóscopo, como solían hacer las familias adineradas. Su madre pertenecía a la familia hispana de los Banú Fathún, también de Orihuela, ciudad junto al río Segura que había pertenecido a la taifa almeriense.  

Cuando contaba con 6 años, su familia se trasladó a Almería. Seguramente, el desencadenante fue la inestabilidad que provocó el interés de la taifa sevillana en conquistar el reino de Murcia, gobernado entonces por los Banú Táhir.
Así pues, ar-Rushati creció y se formó en la Almería de los últimos años de gobierno de la dinastía sumadihí, con al-Mutásim al frente, y los primeros de los almorávides. A principios del siglo XII estudió con el tradicionista jiennense afincado en Córdoba Abú Ali al-Gassani, cuando vino a los Baños de Sierra Alhamilla a tratarse la enfermedad que padecía. Seguramente fue con este maestro con quien aprendió genealogía. Frecuentó también las clases que el zaragozano Abú Ali as-Sádafi impartió en la Mezquita Aljama de Almería durante el 1111-12. Fueron muchos más sus maestros, algunos de los cuales compartió con su hermano Abú l-Abbás Áhmad, que debía de ser menor, aunque falleció dos años antes. A diferencia de éste, que sí viajó a Oriente, Abú Muhámmad nunca salió de al-Ándalus.

También tuvo una hermana, cuyo nombre desconocemos. Sí sabemos que ésta se casó con  Abú Abdállah Ibn as-Saffar, encargado de los bienes habices en Orihuela, que llevó el gentilicio de al-Tuyibi, el mismo que la familia de al-Mutásim, seguramente por clientela en el caso del oriolano. El hijo de ambos, sobrino de ar-Rushati, compartió maestros con sus tíos maternos y llegó a ser un impotante tradicionista, aunque falleció prematuramente en 1132.

Ar-Rushati tenía sólidos conocimientos de léxico y bellas letras y era experto en tradiciones proféticas y en geneologías. También se interesó por los hadices (dichos y hechos de Mahoma) y sus transmisores, tema este último muy relacionado con el género genealógico.

Sólo tenemos noticias, muy escasas, de un hijo de ar-Rushati: Abú l-Hasan Ali, del que consta que estudió con su padre, al igual que hicieron otros miembros políticos de la familia, entre ellos el cadí Abú Bakr Ibn Fathún, tío materno de Abú Muhámmad.

Tuvo otros muchos e importantes discípulos, entre los que cabe destacar al tradicionista y asceta almeriense Ibn Rizq; al historiador y jurista cordobés Ibn Bashkuwal (en este caso parece que fue por correspondencia); al gramático sevillano Ibn Madá, que visitó Almería; al tradicionista sevillano Ibn Jayr, autor de una célebre relación de obras transmitidas en la que incluye a ar-Rushati, si bien precisa que nunca llegó a encontrarse con él, por lo que los estudios serían por correspondencia, pese a que consta que el sevillano estuvo en Almería en 1139-40; al tradicionista y genealogista almeriense Ibn Hubaysh y otros muchos discípulos. Al canjilón Ibn Ubayd Allah al-Qanyáyari le entregó una copia de su obra genealógica, al igual que hizo con el célebre filósofo de Tíjola Ibn Tufayl (en este caso en 1136-7).

Sostuvo una fuerte polémica con el exégeta y cadí de Almería Abú Muhámmad Ibn Atiya, quien criticó pasajes de la obra genealógica de ar-Rushati. A modo de réplica, éste compuso la obra "Libro de la revelación de la mala creencia, explicando la mala crítica".

En otra de sus obras, "Libro de la información acerca de los errores que contiene El libro de lo concordante y lo divergente de al-Daraqutni", trataba de corregir las faltas que cometió el referido tradicionista bagdadí del siglo X.
Sin duda, su gran obra fue La captación de las luces y solicitud de las flores, sobre la genealogía de los compañeros del Profeta y los transmisores de las tradiciones proféticas, un diccionario de gentilicios que fue muy utilizado, según algunos biógrafos, que añaden que era una obra sin precedentes, aunque fuese redactada, según otros, siguiendo el modelo del libro genealógico del oriental as-Samaani. Ar-Rushati no se limitó a ofrecer información de carácter genealógica (linajes árabes y bereberes), sino que añadió gentilicios geográficos, con información también histórica de los territorios. No solo se ocupó de al-Andalus y del Magreb, sino que también incluyó el Oriente islámico. La estructura de las entradas suele ser la siguiente: el gentilicio, mayoritariamente geográfico, una breve caracterización del topónimo del que deriva, cuando es el caso, indicando si es ciudad, su pertenencia a una cora, en algunos casos proximidad con otros lugares y a veces menciona datos históricos como quién mandó construirla. Solo en el caso de ciudades importantes se extiende en la información histórica. A continuación menciona brevemente a personalidades que llevaron el gentilicio en cuestión. Generalmente son tradicionistas, juristas y cadíes; algunas veces literatos, sobre todo poetas, y gramáticos y no faltan incluso científicos y gobernantes. Estaba redactando la obra en el año 1133 y estaba ya concluida en agosto de 1135.

Solo se han conservado fragmentos de tres partes en manuscritos custodiados en bibliotecas de Fez, Rabat y Túnez. Fue compendiada por diversos autores, destacando el primer resumen realizado por el sevillano establecido en Bujía Ibn al-Jarrat, que se ha conservado completo en El Cairo.

Los profesores Jacinto Bosch y Emilio Molina seleccionaron los fragmentos relativos a al-Andalus y los editaron en árabe, utilizando también el resumen de Ibn al-Jarrat (Madrid, 1990). E. Molina tradujo las entradas de Pechina y Almería y yo mismo hice una nueva versión añadiendo el resto de topónimo de la actual provincia de Almería (Almería, 2005).

Ar-Rushati murió el 17 de octubre de 1147, por la mañana, el día en que una coalición cristiana liderada por Alfonso VII de Castilla, tomó al asalto y destruyó la ciudad de Almería. Contaba entonces con 73 años y seguramente buscó el martirio, pues, según la doctrina islámica, quien muere defendiendo la fe islámica va directamente al paraíso. Nada se sabe de dónde fue enterrado.


Bibliografía:
LIROLA DELGADO, J. y NAVARRO I ORTIZ, E. (2012), "al-Rušāṭī, Abū Muḥammad", Biblioteca de al-Andalus, Almería, 7, 215-21 (nº 1671).
MOLINA, E. y BOSCH VILÁ, J. (1990), introducción a la edición de Iqtibās al-anwār, Madrid.  



Lirola Delgado Jorge





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