Francisco DURBÁN QUESADA


DURBÁN QUESADA, Francisco (Almería, Sin datos - Almería, 1965). Químico.


Cuentan de Queipo de Llano que cuando avanzaba hacía Málaga con el Ejército del Sur, a punto estuvo de morir de una colitis, pero le salvó el Tanagel: o lo que es lo mismo, José Durbán Quesada y su hermano Francisco, farmacéuticos y autores del más célebre antidiarreico de la historia. Millones de enfermos se lo han agradecido desde entonces, puesto que aún se fabrica.

Los Durbán Quesada, José farmacéutico y Francisco químico, dieron con la tecla del Tanagel en la rebotica de la Puerta Purchena en 1923, cuando en el mercado más se estaba buscando una fórmula magistral que remediase las diarreas infantiles. Habían comprado los hermanos una patente francesa a la que le retocaron la fórmula y comenzaron a comercializarla con gran éxito en toda España, cuando hasta ese momento solo existía el carbono activo contra las cagaleras. Lo alumbraron en la probeta de Puerta Purchena sintetizando ácido tánico y gelatina (tanato de gelatina) que se secaba a una determinada temperatura que era su principal secreto.

Tras años de investigación, en el año 1923 consiguieron un hito con la creación de un producto que, casi un siglo después, sigue siendo un referente en antidiarreicos, Tanagel. Este medicamento es el origen de Laboratorios Francisco Durbán y ha hecho cumplir a la compañía casi un siglo por su manera diferente de entender la farmacia y detectar diferentes problemáticas que existían en la salud humana para paliarlas.

A lo largo del siglo XX, Laboratorios Francisco Durbán fue posicionándose como una de las grandes farmacéuticas del panorama nacional español y fue abriéndose mediante una estrategia de internacionalización global. Laboratorios Francisco Durbán ha conseguido adentrarse en más treinta países de Europa, África y puntos de Sudamérica y Asia, como México o Vietnam.

El Tanagel almeriense fue desde ese momento un producto innovador que hacía disminuir los efectos secundarios y se podía administrar a los niños y lactantes en una época en la que las diarreas hacían estragos por la escasa higiene y la pobre alimentación. Una de las principales plazas era Vigo porque se lo llevaban mucho los emigrantes que iban a América. En los años 60 es cuando más se extendió su uso, llegando a vender un millón de cajas en todo el país, convirtiéndose en una mina de oro para los Laboratorios Durbán.

Tras la guerra, los dos hermanos separaron el negocio, quedándose José con la farmacia y Francisco, que se licenció años más tarde también en farmacia, con el laboratorio en la calle Santos Zárate. Su hijo Ramón Durbán Córdoba abrió farmacia en la calle Real, continuada por su hijo Rafael Durbán Reguera, al frente también ahora de los Laboratorios, junto a su hermana Maruja, con instalaciones en el polígono La Redonda, desde donde mantienen el sello familiar frente a las grandes multinacionales farmacéuticas, con ventas en Sudamérica y Asia del célebre Tanagel.



León González Manuel





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