Francisco PÉREZ RODRÍGUEZ


PÉREZ RODRÍGUEZ, Francisco (Almería, 1908 - Almería, 1984). Médico.


En reconocimiento a su trayectoria humana y profesional, el Ayuntamiento de la capital en pleno acordó sustituir el nombre de la antigua calle Majadores por el de Doctor Paco Pérez. Y es que cuando falleció, miles de almerienses lloraron la pérdida de un cercano “santo laico”, al igual que lo fue en su momento el doctor José Litrán.

Honradez y laboriosidad, unida a un profundo humanismo, inteligencia y “ojo clínico” definen su perfil biográfico. Mantenía la máxima de que no se era buen médico “cuando se olvidaba el compromiso por erradicar las injusticias sociales, origen de muchas enfermedades”. Cobraba el acto médico, pero solo al que podía permitírselo. A los más humildes, en una época de necesidades materiales perentorias, le regalaba incluso las medicinas.

Francisco Pérez Rodríguez nació en Almería el 31 de enero de 1908 y estudió Medicina en Granada. Internista especializado en “Pulmón y Corazón”, en junio de 1931 solicitó el alta en el Colegio Oficial de Médicos de la Provincia. Dos años después contrajo matrimonio, con M.ª Dolores Company, hija de Juan Company Jiménez (1877-1900), prestigioso galeno del Cuerpo de Balnearios (al que sustituyó ocasionalmente en el de Panticosa) y diputado a Cortes. De los cinco hijos del matrimonio solo Francisco, el primogénito, siguió la senda marcada por el padre, convirtiéndose en uno de los profesionales más queridos, respetados y sabios desde la fundación del Colegio, del que fue presidente en el periodo 1981-1983.        

Ya casado, en 1933 estableció consulta en la plaza de San Sebastián, alternándola con la Casa de Socorro, Beneficencia Municipal y, en 1936, una vocalía en el Colegio de Médicos, presidido por Gonzalo Ferry. Durante el trienio bélico acudía diariamente al hospital a “atender a los hermanos que pelean en los campos de batalla”. Ostentando el grado de teniente-médico, al concluir la Guerra Civil fue condenado a la pena de 14 años y 8 meses, conmutada por la de 6 años de reclusión; tres de ellos en la cárcel de El Ingenio. Expulsado del escalafón oficial y despojado de sus bienes, sufrió la deportación otro trienio en el pueblo Filabrés de Sierro. Al final del calvario sufrido regresó a la capital, reanudando la consulta en su expoliado domicilio.

Sencillo en el trato y de moderadas costumbres, solo se le conocían tres “vicios”: el tabaco, los toros y las tertulias en la farmacia de su cuñado José Durbán Quesada, en Puerta de Purchena, con el cirujano Domingo Artés (durante varias temporadas fue ayudante suyo en la enfermería de la plaza de toros), los empresarios Rafael y Jerónimo Molina o los ATS Rodríguez Orta y Luis Criado. En la mañana del 19 de diciembre de 1984 falleció en su nueva casa de la calle Altamira.

 

 




Sevillano Miralles Antonio





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