Puerta oriental delParque Natural Cabo de Gata-Níjar, Carboneras se extiende a los pies de Sierra Cabrera, mirando al mar.
Conservando ell encanto de los típicos pueblos pesqueros, la bonanza del clima y las excelentes playas hacen del rincón más meridional del Levante Almeriense un enclave único para el descanso.
Corría el año 1559 cuando el monarca Felipe II entregó estas tierras al marqués del Carpio con la orden de edificar una fortifi-cación para la defensa de la costa ante la sublevación morisca: el Castillo de San Andrés, a cuyo alrededor surgiría la población. Del siglo XIX son notables edificios como la Casa de Los Fuentes, actual sede del Ayuntamiento, la Casa de las Tejas, en el Patio Andaluz, y otras casas señoriales que embellecen la población.
No puede visitarse Carboneras sin degustar sus exquisitas tapas, en el Paseo Marítimo y la calle Sorbas, en especial el sabroso pescado fresco. Un atractivo más para acercarse a este pueblo a orillas del Mediterráneo, además de las playas del casco urbano, dotadas de Bandera Azul: El Ancón y Los Barquicos, desde donde se divisa la Isla de San Andrés.
Dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar se encuen-tran pintorescas pedanías de interior, que pueden visitarse siguiendo una ruta por el cauce del río Alías. Pero sin duda las magníficas playas de Carboneras son su mejor baza turística: desde Los Algarrobicos hasta Mesa Roldán el visitante encon-trará playas vírgenes rodeadas de naturaleza, urbanizadas y dota-das con todos los servicios, otras perfectas para el buceo...
Una de las playas más emblemáticas es la de Los Algarrobicos, playa tranquila y salvaje que sirvió de escenario a la mítica Lawrence de Arabia.
Accesible a pie es la playa de La Galera, coronada por la Torre del Rayo, torreón de origen nazarí reconstruido en el s. XVI, desde donde se divisa una amplia panorámica de la costa.
Una vez pasadas las playas de El Lancón y Los Barquicos, esta última la preferida por los aficionados al buceo, aparece la playa de Las Martinicas, amplia y muy cuidada. Es la antesala a la playa de Los Muertos, en el Parque Natural. Merece la pena reco-rrer el camino a pie para contemplar la belleza de sus rocas mol-deadas por el mar y el viento, un paraíso donde puede practicar-se el naturismo.
El faro de Mesa Roldán, con su Torre del siglo XVIII, se abre a modo de mirador sobre el Mediterráneo, marcando el fin de esta ruta.