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Filabres
Sierra Alhamilla
Río Nacimiento
Ruta por los Filabres orientales











Almendros en flor sobre barrancos escarpados, paisaje agreste y pequeños poblados blancos, coronados por castillos y torres en los que parece haberse detenido el tiempo; esta es la atractiva visión de los Filabres Orientales y de sus municipios.
Si visita el pueblo de Uleila del Campo, no debe irse de él sin haber probado sus ricos quesos, el sector más rentable de su economía. La artesanía es también protagonista, existiendo un Museo del Esparto y otro, el de La Tejera, dedicado al uso agrícola. Desde el Mirador de Umbría se podrán divisar algunos de los escenario en los que, gracias a su proximidad a Tabernas, se rodaron algunas películas en los años 60.
La expulsión de los moriscos, tras la conquista cristiana, dejó a Benizalón, localidad de tradición agraria, prácticamente deshabitada. Las fiestas de Moros y Cristianos que se celebran dan fe de alguno de estos hechos históricos.
Posee un rico patrimonio, del que destacan los restos de la fortaleza de Benima, el bello artesonado mudéjar de la iglesia parroquial de la Virgen de las Angustias, del s. XVI, o la Ermita de la Virgen de Monteagud, que alberga la imagen de la Virgen de la Cabeza. Éste último monumento ocupa el solar de la antigua rábita (oratorio) musulmana de Montathur.
Benitagla, la siguiente localidad en este recorrido por la cara oriental de Los Filabres, es famosa por sus vinos caseros. El turista podrá contemplar una escena típica: la reunión de los vecinos en la plaza del pueblo al amparo de un árbol, ya que no existen bares. No posee construcciones modernas por lo que su imagen es fiel a la que tenía allá por el s. XVI, cuando ya existía el llamado Castillico, de origen musulmán.






Las fiestas de Moros y Cristianos que se celebran en agosto en Alcudia de Monteagud dan una idea del pasado islámico de la localidad. Se trata de un pequeño pueblo caracterizado por los muros de piedra que trepan por sus laderas desde la base hasta sus cumbres.
Los restos arqueológicos, sobre todo de la época prehistórica, que se conservan en Tahal, son de una gran riqueza. Destacan los grabados neolíticos y argáricos de la Peña de los Chaparrales o de la Piedra de las Llaves y el llamado Yacimiento del Cerro del Mojón.