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Poniente
Almeriense
Ruta en torno a Adra











Costera y a la vez alpujarreña, Adra sorprende por su riqueza paisajística y cultural. En esta ruta se dan a conocer sus rincones más significativos, desde la Reserva Natural de Las Albuferas de Adra hasta los restos de Abdera, población fundada por los fenicios hace cerca de tres mil años. Un paseo por la tierra que contempló la partida de Boabdil hacia África.
Comunicada con la ciudad de Almería por la Autovía del Mediterráneo, en Adra se fusiona el lejano pasado fenicio que encierra el yacimiento del Cerro de Montecristo con el esplendor de los tiempos modernos. Poblada desde el siglo VIII a. C., sirvió de asentamiento a romanos y visigodos antes de la llegada de los musulmanes.
En tiempos de Al-Andalus la población se trasladó a La Alquería “Adra la Vieja”, y tras la conquista cristiana se fundó la ciudad actual, amurallada a partir del reinado de Juana de Castilla. El cultivo de la caña de azúcar y la minería de la Sierra de Gádor trajeron la prosperidad a la población, que en el siglo XIX se convertiría en un importante enclave industrial encabezado por la Fundición de Plomo de San Andrés.
Sus iglesias, ermitas, restos de murallas, casas-palacio, el puerto pesquero y los restos de arqueología industrial dan a conocer el pasado y el presente de esta población a orillas del Mediterráneo.
Adra conserva el encanto de las típicas poblaciones costeras, como puede comprobarse en la subasta de pescado en la Lonja del Puerto, todos los días por la mañana y por la tarde. Otra costumbre de los abderitanos es el tapeo, que el visitante puede vivir en la “ruta de las Tapas” por las calles y plazas de la ciudad, y así degustar la sabrosa gastronomía de la tierra.
También pueden practicarse deportes náuticos como vela, submarinismo, pesca deportiva o regatas, tenis, paseos a caballo, senderismo... o relajarse en sus playas, las mismas en las que se bañaba la emperatriz Eugenia de Montijo. Sin olvidar su Puerto Deportivo.
Pero no se puede pasar por Adra sin visitar lugares como la Reserva Natural de Las Albuferas de Adra, otro de los humedales del Poniente Almeriense. Formado por el Delta del Río Adra, es un importante espacio ecológico que acoge a más de 140 especies de aves, destacando la malvasía cabeciblanca.






Una serie de rutas por el municipio dan a conocer el litoral y el interior, de profundo carácter alpujarreño:
La Costa: recorrido por las playas y acantilados del litoral abderitano, de aguas cristalinas idóneas para el buceo. Torre de Guainos, atalaya costera musulmana.
La Parra: ruta que conjuga la flora y fauna autóctona con la actividad humana de los bancales, así como la arquitectura alpujarreña tradicional. Ermita de San Isidro, en el Barranco Almerín.
La Rambla de Guainos: nace en Granada, en el término de Turón, y desemboca en la playa de Guainos Bajos. Recorrido de gran interés ecológico a través de un paisaje de molinos y acequias de tradición morisca.
El Río Adra: hábitat del pez fartet, especie endémica en peligro de extinción, puede observarse el impacto del hombre en sus molinos harineros, acequias y balsas. La Alquería “Adra La Vieja”, asentamiento de origen musulmán con iglesia del siglo XVIII y arquitectura popular.
Las Albuferas de Adra: itinerario por este valioso espacio protegido.