Cuando se habla y escribe del Movimiento Indaliano sistemáticamente se omite la infatigable labor de José María Molina Sánchez en favor de la influyente corriente cultural, a pesar de haber sido su auténtico bastión logístico, administrativo e, incluso, económico.
Resumir su poliédrica personalidad se hace harto difícil: apasionado de Almería, de sus gentes, de su arte y tradiciones, de su Semana Santa: integrado en la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno o como único camarero varón de la hermandad de la Virgen del Mar, a la que exornaba para su procesión de alabanza durante la feria agosteña.
Agente comercial en el sector farmacéutico -al igual que lo fueron su padre, su hermano Cristóbal y, posteriormente, su hijo José María-, en diciembre de 1988 le impusieron la insignia de oro en mérito a ser el colegiado más antiguo de Almería.
Molina Sánchez fue cofundador del Movimiento Indaliano, del que desde sus inicios sería secretario, archivero y tesorero. Su inclinación por las bellas artes le llevó, hacia 1946, a prestar ayuda desinteresada a sus amigos pintores, cuando la economía de estos apenas le permitían adquirir un metro de lienzo o los materiales necesarios. Desde 1991 estaba en posesión del Indalo de Oro. Afable y generoso en su día a día, atendía a todo el que acudía a él en solicitud de referencias periodísticas, fotografías, grabados y estampas, libros, etc.: “Vivir es desvivirse por Almería, por sus gentes y sus costumbres”, era el lema que lo distinguía.
Hijo de José María y Carmen, nació en la céntrica calle Solis, el 25 de enero de 1919, siendo el primogénito de cinco hermanos. Fue nombrado hijo adoptivo de Gádor, villa en la que trascurrió parte de su infancia. Falleció el 17 de septiembre de 1998. Casado con Rosalía Rodríguez, fueron padres de siete hijos. Vivió durante décadas en la calle Real y, previamente, en la plaza Muñoz, a cuyo domicilio solía acudir Celia Viñas y el actor-muralista Leo Anchóriz para confeccionar los atrezos, decorados y carteles destinados a las representaciones teatrales de la profesora leridana afincada en la ciudad.