Durante su primera juventud se traslada a Filipinas, donde será testigo de las últimas décadas de colonización hispana, aprovechando su estancia insular para hacer acopio de información sobre las historia de las islas, labor que dará lugar a una nutrida producción de obras de carácter documental y que verán la luz a su regreso a España. Con apenas 30 años lo encontramos en Madrid, participando en la Dirección General de Beneficencia y Sanidad, al tiempo que colabora con el periódico Ilustración Artística.

      Por lo que respecta a sus publicaciones, la versatilidad de Montero y Vidal se manifiesta en la variedad temática de sus obras, lo cual facilita una presentación de las mismas en distintas secciones. Así pues, en un primer grupo encontramos obras referentes a la historia, fisonomía y costumbres de las Filipinas: El archipiélago filipino y las islas Marianas, Carolinas y Palaos. Su historia, geografía y estadística (Madrid, 1886); Historia general de Filipinas desde el descubrimiento de dichas islas hasta nuestros días en 3 volúmenes (Madrid, 1887-1895) y, especialmente singulares, resultan sus dos volúmenes sobre la Historia de la piratería malayo-mahometana en Mindanao, Joló y Borneo, (Madrid, 1988). Por otra parte, es nuevamente esta vocación de cronista y analista de todo cuanto le rodea lo que le hará poner el punto de mira en cuestiones más cosmopolitas y, así, asoma su mirada al escenario económico de la época, dejándonos La bolsa y el comercio (Madrid, 1883). Otra obra de especial interés es El cólera en 1885 (Madrid, 1885), gracias a la cual el autor nos lega una instantánea de la epidemias que en 1854-55 y 1885 azotaron el país. Por último, desde el punto de vista literario, cultiva tanto el género narrativo como el lírico y ensayístico, tal y como refleja el volumen Novelas cortas, monografías, artículos y poesías (Madrid, 1889). Destacamos esta obra porque incluye Las angustias del corazón, cuya acción se desarrolla en dos localidades almerienses, Gérgal y Alhabia, ésta última con el nombre de Amelia. Bien puede ser este recuerdo el pago de la deuda del autor para con sus orígenes. Asimismo, destacamos sus Cuentos filipinos, obra que debió gozar de cierta aceptación, pues encontramos una doble edición (Madrid, 1876 y 1883).