Comendador y regidor de Almería; gobernador y alcaide de la Taha de Marchena. Su presencia en Almería está vinculada a los Reyes Católicos, a los que acompañaba en su entrada a la ciudad. Formó parte del grupo de los escuderos, calificados de fijosdalgos, con reducido poder adquisitivo, pero de cierta relevancia social, al formar parte de las capas inferiores de la nobleza militar. Se quedó a poblar y, en el reparto de tierras, le correspondieron doce tahullas de tierra, una de huerta, dos y media de parral y 45 olivos, además de una casa en la ciudad y otra en la huerta con sus correspondientes árboles frutales de distintas clases, especialmente morales, fundamentales para la cría del gusano de seda. Por cédula real de los Reyes Católicos (Alcalá de Henares, 20-I-1498) fue nombrado regidor de Almería por dos años, junto a los regidores Hernando de Trujillo, Alonso de Arévalo, Rodrigo de Madrid, Juan de Ávalos y Rodrigo de Montanos.

      Los grupos sociales de mayor poder económico, como los mercaderes, emparentaron con las familias que dirigían la vida municipal, uniendo a través de lazos de parentesco, riqueza, prestigio y poder en una interesada cohesión. Esto llevó a la acumulación de tierras, lo que desembocaría en la creación de los primeros mayorazgos en Almería. Uno de estos mayorazgos fue instituido por Pedro de Morales, lo que permitió a su viuda, María de la Vega, vivir dignamente con una renta anual de 100.000 maravedíes. Su hija, Beatriz de la Vega, se casó con Jerónimo de la Cueva, comendador de Carrizosa y capitán de su majestad, y su nieta, Micaela de la Cueva, se unió en matrimonio a Jerónimo Briceño de Mendoza. De esta forma, a través de su descendencia, Pedro de Morales emparentó con dos de las familias más ilustres de Almería: los Briceño y los de la Cueva. En 1535 recibió el hábito de Santiago.