Hija del matrimonio genovés formado por Tomás Mª Gnecco Ravina y Angela Mª Fabrega Costta, asentado en Adra aproximadamente en 1730. Prácticamente recién nacida vino a vivir a esta localidad litoral, en la que se educó en el mundo de los negocios, junto a sus progenitores y tíos. Sería con uno de éstos, José Mª Gnecco Fabrega, con quien se casaría el 5 de marzo de 1741, familiar del Santo Oficio de la Inquisición, viviendo en una casa principal construida en el Barrio Nuevo, extramuros, junto a la casa del Zarzal (construcción que aún se conserva). Su marido falleció pronto, el 9 de marzo de 1751, dejándole cuatro hijos pequeños.
Durante los primeros años el enorme capital de esta viuda fue manejado por uno de sus hermanos, Tomás Gnecco Costta, si bien, a su fallecimiento llevó ella sola las riendas del mundo de los negocios, caso nada común en la época. Mujer emprendedora, se haría con el ingenio de azúcar de la localidad, a la vez que invirtió enormes cantidades de numerario en la compra de fincas que, mayoritariamente, mejoró en regadío. De igual modo estableció una red comercial en toda la comarca, especialmente de ropa y grano, producto éste último que le reportó enormes beneficios en épocas de carestía, llegando, incluso a proveer de trigo a la ciudad de Almería. Su poder económico se ramificó en un numeroso número de agentes comerciales distribuidos por todo el territorio, siendo su administrador el milanés Antonio Lorenzi. Junto a este status también obtendría el poder político, pues ostentaba las regidurías perpetuas de Adra, Berja y Turón, adquiriendo nada menos que una Veinticuatría en el Ayuntamiento de Granada.
A partir de 1759 esta viuda comenzó a casar a sus hijos mayores con ricos partidos del momento, lo que demuestra el alto status económico y social que logró alcanzar esta mujer para la época: Ana Mª Gnecco Gnecco, nacida en 1742 en Adra, enlazó con el sobrino del todopoderoso cardenal Belluga, Antonio Belluga Moncada Trazegnies y Baudry, hijo del I marqués de Torre del Barco; mientras que Rosa Cándida Gnecco Gnecco, nacida en 1746, enlazó con Pedro Beneyto Aznar, alcalde mayor del partido. Tras quedarse prácticamente sola, esta viuda continuó constituyendo empresas con diferentes hombres de negocios, casando en segundas nupcias en 1768 con uno de sus abogados, Nicolás del Ros y Quesada, vecino de Ugíjar, localidad a la que pasó a residir y en la que abriría una nueva cartera de negocios, dejando una de las fortunas alpujarreñas más importantes de su época a sus hijos de primer enlace, habida cuenta de su falta de descendencia del segundo esposo.
De sus dos hijos varones, José Bruno Gnecco Gnecco fallecería soltero, mientras que Pedro Ángel Gnecco Gnecco, nacido en 1745 en Adra, heredaría su cartera de negocios más suculenta, toda vez que ejerció de escribano de la localidad y su matrimonio fue concertado por su madre con su prima predilecta, Mª Teresa Gnecco Poblaciones, hija de su hermano, el también hombre de negocios José Tomás Gnecco Costta y de Mª Francisca Poblaciones Dávalos Vílches y Poblaciones (nieta del Conde de las Infantas), enlace que garantizó las alianzas comerciales de la familia y un prometedor futuro económico para su estirpe.