María Asunción GIRÁLDEZ TERRÉN


GIRÁLDEZ TERRÉN, María Asunción (Bilbao, 1921 - Vera, Almería, 2011). Cantante lírica.


Próxima a los noventa años, el 11 de enero de 2011 fallecía en Vera la cantante María Asunción Giráldez Terrén. Bilbaína de nacimiento (31 de mayo de 1921), prosiguió la senda marcada por el tenor Luis Iribarne, Fidela Campiña o Laura Nieto, a las que llegaron a equiparar dada su formación operística y registro tonal. Aunque no experimentó horizontes ajenos a la tierra de adopción, su generosidad le hizo participar en numerosos actos benéficos en la capital y provincia.  

Cumplidos los dieciocho años y con un interesante bagaje musical en su haber, la historia de la futura soprano lírico-dramática comenzó realmente cuando su padre, Ramón Giráldez Lisbona, ingeniero de telecomunicaciones llegó a finales de 1939 a Almería para hacerse cargo de la oficina de telégrafos, en el antiguo edificio de correos. Vivieron en la calle Real, esquina al Parque –donde tenían de vecino a Juan Cuadrado Ruiz, director del Museo Arqueológico Provincial- y después en calle las Tiendas.  

En septiembre de 1956 contrajo matrimonio con Matías Garro Pérez, agente comercial, en el colegio de monjas de Zaragoza donde había estudiado. Al regreso de la luna de miel la joven pareja se estableció en el populoso barrio de Plaza de Toros. No tuvieron descendencia. En la antesala nonagenaria, tras quebrantarse su salud ingresó en la residencia de mayores “Veraparaíso”, donde Asuntita Giráldez en los “carteles”, falleció dulce y serenamente, siendo incinerada y depositadas sus cenizas en el cementerio veratense.

Calidad de voz, limpieza de fraseo, soltura de sus modulaciones, brío y facilidad en los agudos, fértiles matices tonales, nitidez melódica, perfecta dicción… así la ensalzaba la crítica. No obstante, antes de que subiese a los escenarios, el mayor elogio se contempla en el correspondiente currículo académico del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid: diez cursos, diez sobresalientes. En canto, armonía, estética e historia y piano. Formalizó el ingreso en solfeo en 1932 cuando la familia residía en Zaragoza, sin embargo la guerra truncó toda proyección. Renovó con fuerzas su vocación primera -alentada en Almería por la Obra Sindical de Educación y Descanso- matriculándose de 1º y 2º grado (1941/42) en la convocatoria de alumnas libres. La incipiente carrera sufrió una nueva pausa de cinco años antes de concluir los estudios en 1950 en calidad de alumna oficial becada por Diputación Provincial. Tan brillantes resultados la hizo acreedora al Premio Nacional “Carmen del Río” -otorgado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando- que llevaba aparejado un ciclo de actuaciones con la Sinfónica de Zaragoza. En estos años madrileños figuró en el Cuadro Lírico de Radio Nacional e intervino en programas de la naciente TVE. En octubre de 1946 logró el tercer premio del 1º Concurso Nacional de Canto convocado por Sección Femenina

Aun cuando debutó ante los micrófonos de Radio Almería (noviembre de 1942) interpretando Nocturnos, de Listz, y fragmentos de La del manojo de Rosas, los primeros aplausos en directo los recibió en el teatro Cervantes durante una función de gala (marzo de 1943), protagonizando el papel principal de la zarzuela Molinos de Viento, repuesta por Educación y Descanso y de cuyo cuadro artístico, dirigido por Francisco Gomis, se convirtió en insustituible. Gigantes y Cabezudos, La verbena de la Paloma, Los Claveles, Luisa Fernanda, En mi jaca Jerezana (de los almerienses Barco, Guijo y Rull) o Las Golondrinas fueron rotundos éxitos de su repertorio zarzuelero. En el campo operístico, Aída, Caballería Rusticana, Tosca y El Trovador eran las que mejor se adaptaban a su tesitura y condiciones líricas.

Profesora titular de Canto en la Escuela de Artes y Oficios durante una década a partir del curso 1955/56, su experiencia y métodos pedagógicos alentó vocaciones hacia el bel canto de bastantes jóvenes que posteriormente ampliaron estudios en los Conservatorios de Murcia y Madrid. Su plena dedicación no le impidió cumplir compromisos para cantar en bodas de amigos y conocidos (Misay Ave Maríade Schubert y de Gounod o motetes litúrgicos). Y en Semana Santa con un escogido programa sacro: Ecce Panis, de Mozart (solista del coro de la Virgen del Mar); Siete Dolores de la Virgen; Stabat Mater, Siete Palabras,de Haydn, etc. Su generosidad se puso de manifiesto igualmente colaborando en festivales benéficos. De ellos destaca el celebrado en el cine Roma la noche del 19 de octubre de 1962, en la que un numeroso elenco artístico-musical cosechó un rotundo éxito bajo la dirección escénica del maestro Barco. Finalmente, Asuntita Giráldez se anunció puntualmente en ciclos de conciertos con el Quinteto de Cámara Municipal formado por Antonio Cuadra (primer violín), Francisco Cruz (violín segundo), Francisco Sánchez (viola), Pilar Cela (violonchelo) y Rafael Barco (piano).




Sevillano Miralles Antonio





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