Reportajes

Herencia de siglos, esencia de vida

 


 

Las huellas de un pasado islámico imborrables en sus pueblos y en su forma de aprovechar el medio. La Alpujarra almeriense comparte belleza y esplendor con la granadina, aunque su singularidad reside en el encanto de su localización entre valles y altiplanos flanqueados por Sierra Nevada y Sierra de Gádor, los contrastes entre lo árido y lo fecundo.

 

Miles de años han pasado desde que llegaran procedentes del Yemen las familias que colonizaron por vez primera La Alpujarra en el siglo VII. No obstante, el peso de su pasado árabe llega hasta la actualidad, pues fue esta zona el refugio del último de los reyes nazaríes, Boabdil El Chico, y el último territorio que se sometió a la Corona de Castilla un siglo después –en el XVI- de la toma de Granada por parte de los Reyes Católicos.

Con sus más de 20 municipios, la Alpujarra almeriense ocupa casi la mitad de la comarca que comparte con Granada. Y lo mismo ocurre con el Parque Natural de Sierra Nevada, aquí en su zona Sur, que avanza hacia el Este hasta las localidades de Alhama y Terque, a poco más de 40 kilómetros de las orillas mediterráneas de la capital de la provincia. Otra de sus puertas sería el municipio de Berja, uno de los lugares donde mejor se aprecia el enorme contraste de las zonas costeras con las tierras altas.

 

Con sus más de 20 municipios, la Alpujarra almeriense ocupa casi la mitad de la comarca que comparte con Granada

 

Pueblos blancos colgados de barrancos con tejados planos y de color grisáceo, chimeneas blancas de yeso que se cierran con piedras de pizarra, iglesias que fueron mezquitas, aljibes árabes, acequias, edificios mudéjares. Un conjunto que se vertebra también con el río Andarax, que forma un fértil valle donde crecen huertas y parrales en marcada contraposición con los parajes sombríos de y agrestes de la Sierra de Gádor.

El agua, un elemento clave de la zona que se cuela por manantiales, fuentes y arroyos que ya en su día fascinaron a los musulmanes, como se demuestra en sus restos arqueológicos y patrimoniales. Y el colorido del paisaje en los arbustos y encinares, castaños, coníferas, olivares y huertas.

 

Caminos alpujarreños

Puedes empezar a conocer la Alpujarra almeriense con una visita a la zona más oriental. De esta forma, la población de Alhama de Almería sería uno de los accesos a la comarca para arrancar desde la Sierra de Gádor. En ella hay que destacar, como se adivina en su nombre, los baños termales del balneario de San Nicolás, de un más que probable origen romano, aunque disfrutados plenamente por la población musulmana. Y, como no, otro de sus aspectos significativos es el haber visto nacer y crecer al que fue presidente de la Primera República Española, Nicolás Salmerón y Alonso.

Un poco más norte se sitúan Alicún y Huécija. El primero con un claro sabor morisco que se reparte en sus cultivos escalonados y el segundo con la peculiaridad de haber experimentado un florecimiento entre los siglos XVII y XVIII debido a la feria ganadera que celebraba de forma anual. De esa época procede el aspecto señorial de sus calles, en donde se pueden encontrar la iglesia del antiguo convento de los Agustinos, del siglo XVI y reconstruida en el XVIII, y la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, edificada en el siglo XVI en estilo mudéjar, aunque con añadidos posteriores.

 

 

Si se siguen las huellas moriscas se llega a las localidades situadas junto al río Andarax. Íllar, un importante centro agrícola de la época andalusí, y Bentarique, donde aún se utilizan las acequias y canales abiertos por los musulmanes.

Similares características presenta Terque, una población para el reposo de los sentidos en la placidez de contemplar sus señoriales viviendas, producto del esplendor de la época de exportación de la uva de barco.

 

 

En la confluencia de los ríos Nacimiento y Andarax se encuentra Alhabia, otro topónimo representativo de sus antiguos pobladores, que ya se dedicaban a la agricultura. Algunos puntos de interés están en la farmacia fundada en 1871 y el Monumento a la Mujer del Farmacéutico Rural, las fuentes árabes y el reloj de sol de unos 300 años de antigüedad.

Siguiendo el curso del río Nacimiento se llega a Alsodux, gran exponente del urbanismo alpujarreño con sus calles y rincones. Le sigue de cerca Santa Cruz de Marchena, entre cultivos de naranjos y parrales y coronado por su iglesia mudéjar.

El final de este recorrido no es por ello menos interesante: Alboloduy, municipio incluido en los límites del Parque Natural de Sierra Nevada y una plaza importante en tiempos de los reinos nazaríes. En él se pueden encontrar también los restos arqueológicos del poblado neolítico en el llamado Peñón de la Reina.

Hacia Sierra Nevada

Desde el río Andarax parte un itinerario que asciende hasta Sierra Nevada desde el pueblo de Instinción, a 37 kilómetros de la capital almeriense, cuya principal actividad productiva es el esparto, la vid, los naranjos y los cereales y donde existen unas minas de hierro. Desde él llega a Rágol, otra pequeña y blanca localidad conocida por sus uvas y sus pasas.

 

Patrimonio de fusión

La zona que mayores muestras representativas del paso de los musulmanes por La Alpujarra en el patrimonio monumental de sus pueblos es la que coincide con la elegida por los últimos pobladores de Al-Ándalus para refugiarse antes de tener ser expulsados por la fuerza de las armas. Aunque estos restos han tenido que convivir con significativas muestras de otros estilos y épocas que le han dado una peculiar impronta a los núcleos de población.

De esta forma, Fondón acoge en sus calles y plazas la tradición islámica así como las aportaciones cristianas posteriores, lo que puede observarse en la cantidad de escudos nobiliarios que presiden sus señoriales casas, la Fuente de Carlos IV y la torre de su iglesia, sede actual del Consistorio.La huella musulmana impregna también el ambiente de las pedanías de Benecid y Fuente Victoria, donde se encuentra el Palacio del Rey Chico, el lugar donde se refugió Boabdil después de la toma de Granada por los Reyes Católicos.

 

 

Capital de la comarcaLa que fuera la capital del reino morisco de Aben Humeya es hoy la capital de la Alpujarra de Almería: Laujar de Andarax, uno de los pueblos con más encanto de la comarca que se encuentra ubicado en el valle que forman Sierra Nevada y Sierra de Gádor. En él destacan la Iglesia de la Encarnación, de estilo mudéjar, que alberga en su interior una imagen de la Virgen del escultor Alonso Cano y una colección de pinturas de la escuela holandesa. Su ayuntamiento, de estilo barroco, es también del siglo XVII y sus 15 fuentes de entre los siglos XVII y XVIII distribuidas por toda la población. De especial importancia e interés es el nacimiento del río Andarax, un valioso patrimonio natural del municipio.

 

El nacimiento del río Andarax, un valioso patrimonio de Laujar donde reina la vida

En el término municipal de Alcolea, la puerta occidental de La Alpujarra almeriense, aparecieron restos romanos que evidencian la antigüedad de los pobladores e estas tierras repletas de almendros y olivos. De otro lado están la Iglesia parroquial de San Sebastián (siglo XVII), la ermita de San Sebastián y San Ildefonso y la ermita de Santa Rosa de Lima, un bonito edificio del siglo XVIII.Ya en dirección al embalse de Benínar se localiza Berja, de gran raigambre musulmana, aunque tuvo que ser reconstruida tras el terremoto de 1804, fecha en la que se levantaron sus edificios históricos y la Plaza Porticada del Mercado. Otros puntos de interés están en el Ayuntamiento, la iglesia neoclásica de la Anunciación, la Casa del Molino del Perrillo, la Casa solariega de los Zapata-Pimentel o la Torre de los Enciso.