Almería es una provincia rica y diversa en la que convergen diferentes países, un rico patrimonio histórico y artístico y una gastronomía de altura.
Reconocida como una de las cunas de las tapas y de la cocina tradicional española, la gastronomía almeriense se ha convertido en el arte del ‘buen comer’, y es este uno de sus grandes atractivos turísticos. Es esta la mejor carta de presentación de una tierra que ha sabido mantener y conjugar sus tradiciones y su cultura con innovaciones de los nuevos tiempos.
Almería es una provincia rica y diversa en la que convergen diferentes culturas, un extenso patrimonio histórico y artístico y una gastronomía de altura que en su día le granjeó la capitalidad gastronómica del país.
Uno de los máximos exponentes de la cultura de la tapa, la gastronomía almeriense se ha convertido en el arte del buen comer y se constituye en uno de sus grandes atractivos turísticos. Es la mejor carta de presentación de una tierra que ha sabido mantener y conjugar a la perfección tradición y vanguardia.
En una provincia considerada como la huerta de Europa, la cocina almeriense está diseñada para disfrutar con los cinco sentidos. Influencias árabes, murcianas y andaluzas en las que conviven productos del mar y de la tierra. Los platos de cuchara son el punto fuerte en los hogares de la provincia. Trigo, pelotas, gurullos o fideos son algunos de los guisos más destacados.
Pero si hay un plato estrella en Almería son las migas, en especial los días de lluvia, según marca la tradición. Hechas con harina y agua y acompañadas de pimientos fritos y tropezones de carne, las migas se han convertido en toda una seña de identidad.
El pescado, otro de los puntos fuertes en una tierra acariciada por el litoral. Especies como el galán o el gallopedro se consumen siempre frescos y sabrosos en multitud de lugares.